Es como estar formado, viendo como los que ya están arriba van gritando, vomitando, otros apretando los dientes, agarrandose de donde pueden, otros más se hacen los valientes y no gesticulan aunque se caguen de miedo. Y una vez que terminan, se bajan... dándose cuenta que no pasa nada (bueno, a excepción de Ponchito mi brother que se dió en la madre en la montaña rusa y estuvo un mes en el hospital y después de más de 25 años por fin ha dejado de sufrir de los dolores en el cuello después de una operación muy mameluca que le hicieron en los yunaited estates).
Todos, se bajan y caminan hacia otros juegos, o de nuevo a la fila para volverse a subir. Mientras que los que somos expectadores, los que vamos formados, los que suben por primera vez o los que venimos a experimentar la emoción nuevamente sentimos el miedito de "se puede caer esta chingadera" o a "ver como me va esta vez"... así es el proceso electoral y electorero de mi hermosa patria. Las mismas emociones, los mismos miedos, es mas... los mismos weyes que manejan el juego. Y nosotros, sabemos que mientras que avanzamos en la fila, seguro nos vamos a divertir.
Amo el desmadre que se arma siempre que se acercan las elecciones jajaja! Sale a relucir lo mas estúpido de cada candidato (involuntariamente es cuando mas se apendejan). Y es el momento en que el mexicano promedio al que no se apendeja le inventa los mejores chistes, apodos, sátiras y demás que son la verdadera fiesta y el sabor de las elecciones. Una fiesta que a veces dura un año, la fiesta que se vive y se goza justo cuando te terminas bajando del juego y haces el recuento de los daños, cuando te diste cuenta que también eres tan pendejo como los elegibles, que te equivocaste en elegir, o que te equivocaste en la posición que adoptas ante tanta mierda política. Que has venido permitiendo que te hagan el mismo daño por muchos años. Que sigues sufriendo la maldición de la Malinche y que te siguen cambiando oro por espejos. Ni hablar, estoy seguro que México por ahora se ha merecido los gobiernos que ha permitido; pero también confío en que los mexicanos tenemos grabado en el ADN la sangre guerrera, valiente y sabia... esa que leí en mis libros de texto en la primaria, cuando llegue a imaginar a mi México con héroes verdaderos, de carne y hueso y mas chingones que Superman y el Hombre Araña. (Y no me refiero al Santo que por cierto si era un chingón). Héroes que aman su tierra, a los suyos, el honor y que son honorables. Héroes que en un momento levantan la vista y hacen el cambio, porque la situación de su pueblo les estruja el corazón, les calienta la sangre y deciden hacer el cambio.
En fín, ya casi llegamos para subir a ese tren de la montaña rusa...sigamos divertidos con el show que antecede a la bajada.
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