sábado, 14 de julio de 2012

El noble Arte de Vivir

Un regalo que recibí hoy de mi gran amiga Ana María González.

Vive la vida intensamente, no pienses en lo que te queda por vivir.

No dejes que te roben ni la infancia, ni la juventud, porque en la madurez ya te encargarás tú de que no lo hagan si has vivido tu vida correctamente.

Sé bueno y servicial con todo el mundo, incluso con aquellos que no lo merezcan, y nunca guardes rencor a aquellos inconscientes que no sepan valorar tu generosidad.

Sé fuerte, honesto y justo contigo, para poder serlo con los demás.

Vive la vida profunda y alegremente, pues es un don divino que muchos seres añoran, sin conseguirlo.

No hagas acopio de fortunas ni de cosas materiales, pues ello te ata a lo más miserable de la existencia: la injusticia social y la envidia. En cambio, cultiva todo lo que puedas las artes, los viajes, el humanismo y el autoconocimiento, pues ello te hará libre.

Piensa en todo ser vivo como tu igual, pues no eres tú el más indicado para juzgar la evolución de las especies.

Pon la “ciencia” en cuarentena, ya que los racionalistas no lo hacen; lo que no se pueda medir o rebatir hoy, se hará mañana. Pero el verdadero conocimiento de tu naturaleza, de tu ser esencial, eso, nadie más que tú podrá conocerlo ni rebatirlo.

Sé feliz en lo cotidiano; da gracias por el día y por la noche por el descanso merecido y por el trabajo responsable, bien hecho y enriquecedor.

Por la inocencia y la sabiduría de la bondad, da gracias, así como por la oportunidad de compartir tu vida con aquellos seres que amas, y también por las enseñanzas y experiencia que recibes de aquellos que te odian, pues éstos y aquellos son nuestros maestros.

Percibe los momentos más duros de tu vida como un cambio de piel, como un renacer a un nuevo yo, más puro, más espiritual y evolucionado.

En cambio, los momentos más felices deberás disfrutarlos con sencillez, generosidad, abierto al mundo, viviendo el presente y teniendo en cuenta la impermanencia de las cosas. Sé consciente de ese momento feliz y atrápalo, estrújalo hasta el último segundo con placer, sabiendo que ese momento imborrable te acompañará hasta el momento de tu muerte, de tu cambio de morada...

Todo esto me lo dictó de forma automática e ininterrumpida mi ser esencial, aquel que siempre me acompaña calladamente, con prudencia y conocimiento, con serenidad y humildad, y que sólo algunas veces -algunas de madrugada- me urge para que exprese nobles deseos y sentimientos para los demás, dulces regalos traídos de otra dimensión, de lejanos parajes. En esta ocasión para ti, querido hijo. Vive y sé feliz, lo demás no cuenta.



Rafael Rivas
16 de julio de 2007

1 comentario:

  1. Esas frases son la voz de la experencia y reflexión de su yo penante,muy acertadas y compartidas en su totalidad,gran mujer y madre donde las aya. ><((((º>

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